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sábado, 30 de mayo de 2009

Adobe centenario

Un día la belleza solo será un mero recuerdo de su propia ilusión.

Adobe centenario

Cuando uno pasa ciertos umbrales de su existencia, hay un sinfín de preguntas que toman forma. Algunas de ellas, terminan por hacerte dudar del camino recorrido. Los esbozos más básicos suelen ser del orden del factor tiempo. Pero los hay de todos los tipos.
Los años pasan y uno termina por plantearse si el camino recorrido ha sido el adecuado. La pregunta sobre la propia existencia no suele hacernos daño. No obstante no esta exenta del mismo, cuando intentamos ver esa perspectiva desde la realidad que hemos vivido. En ese momento nos asaltan múltiples dudas y la propia pregunta se vuelve como un hierro candente, imposible de coger sin quemarnos.
Seguimos planteándonos el camino escogido, los pasos dados y el temor suele apoderarse de los que aun quedan por dar. La prudencia termina siendo una losa implacable que acaba con las ilusiones, devolviéndolas al ostracismo de cualquier cajón donde se acumulan junto a los proyectos esos que siempre hemos querido realizar, pero que nunca hemos encontrado el tiempo para ellos.
Entre el tiempo y el miedo, los años siguen su curso. Un lento caminar para saborear los buenos instantes. Los sinsabores de la vida poco importan. Al fin y al cabo, terminaremos siendo polvo o cenizas, dependiendo de nuestras creencias.
Hace un tiempo me detuve a observar la huella del tiempo en una fachada cuyos descorches en la cal, dejaban al descubierto el adobe centenario que la sustentaba. Las personas del pueblo, siempre la habían visto ahí. Eso si, los mayores me comentaban que cuando tenían pocos años, la hacienda era tan blanca que cuando le daba el sol se volvía como un espejo. Además se hacían las mejores fiestas de la comarca. Los jóvenes de entonces querían trabajar en ella sin importarles mucho el encargo a desempeñar o el sueldo a recibir. Era más importante el poder decir que laboraban allí.
Pero el tiempo, inexorable herramienta que sirve para hacer volar los sueños mas dispersos o en su defecto para arrancarlos de cuajo dejando heridas sin cerrar se encargó de ir desdibujando el paisaje, devolviendo la aridez que un día tuvo. Hoy en día, donde había rosas rojas y aterciopeladas, solo crecen arbustos llenos de espinas que nunca llegan a florecer.
Alguien me dijo que el tiempo nunca pasa en balde. Siempre hay palabras anónimas que van cargadas de verdades. Solo hay que estar dispuestos a oírlas.
De momento seguiremos viviendo, observando y plasmando aquello que nos mantiene viva la capacidad de asombrarnos. Tal vez la única que nunca cambia ante nuestra incredulidad latente.
“cien microrelatos”
Copyright © By Jan Puerta 2008
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com

15 comentarios:

  1. Pués tienes razón: siempre hay palabras anónimas cargadas de verdades. Sólo hay que estar dispuesto a oirlas. Muy de acuerdo. Besitos

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  2. Tu Texto, Jan es insuperable y plagado de verdades como puños :..."La prudencia termina siendo una losa implacable que acaba con las ilusiones..." ésta por ejemplo...
    Este maldito freno que en un momento u otro ponemos...y que luego, demasiado tarde, nos sabe tan mal haberlo usado..

    Pero vuelvo a los adobes... y con algo emocionante al respecto.. Excavando con un equipo de amigos arqueologos pude tocar un adobe.. intacto del siglo IV antes de nuestra Era...
    Las cosas bien hechas se conservan intactas como el cariño.. buff hoy mejor me voy y me callo...:-(

    Un beso, Jan.

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  3. Para meditarlo bien, amigo...

    Lo he imprimido.

    Un abrazo.

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  4. Cómo me gustan estas paredes que cuentan historias. Excelente foto.

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  5. Excelente fotografía e insuperable el texto, Jan.

    Todo en esta vida tiene su principio y su final. La fachada tuvo su momento de esplendor, hoy es una triste ruina de lo que fue.

    Yo, que respeto todas las creencias, sueño y creo en que nuestro final no será así, sino el comienzo de algo mejor.

    Me encanta visitar tu blog.

    Un abrazo.

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  6. Ainsss.... el tiempo, lo más importante es si lo hemos sabido aprovechar bien.

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  7. El tiempo Es , la vida pasa me gustó mucho garcias además que me encantan las paredes de adobe. Un beso

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  8. De adobe son las pirámides de Egipto. Ahí es nada!

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  9. Que bonito relato y que sugerente la imagen que has buscado para acompañarle. Supongo que la vida es eso. Pero me gusta pensar que tenemos la oportunidad de contribuir en hacer algo positivo, en algo bueno para los demás.

    Un abrazo, viajero

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  10. O he sido muy imprudente o muy maniática o demasiado consciente de que nuestra finitud es eso....polvo o ceniza........ Mis cajones no guardan cosas pendientes por hacer...al contrario, debo hacer un ejercicio neuronal para irles pensando que ponerles.

    Fijate que hasta decidí embarcarme a principios de Febrero en la locura colectiva del Quijote! Y por lo que veo, no soy la única.... Bienvenido de paso, al club!

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  11. Dice: para ir pensando que ponerles. Vale.

    Ahhh me olvidaba muy buena foto!

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  12. ¡Qué bonita foto! Muy descriptiva del desmoronamiento de la vida. Precioso tu post. Besotes, M.

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  13. No pareces ser tú, precisamente, de los que precisan manoplas para agarrar las dudas existenciales, ni de los que se dejan frenar por la losa de la prudencia. ¡Envidiable Jan! Si Hamlet hubiera sido como tú, el drama se hubiera resuelto en el primer acto.

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  14. Siempre hay adobe centenario cerca de nosotros, bastaría fijarse en los detalles y no perder tanto la mirada en horizontes artificiales...

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Apreciados amigos…
La gestión del tiempo es uno de mis problemas. En la medida de lo posible, contestaré vuestros comentarios.
Un abrazo